Una semana después de su renuncia, Manuel Lagares analiza las claves de su salida y sus casi veintidós años en la corporación. Ésta es su entrevista más personal.Una semana después de su renuncia, Manuel Lagares analiza las claves de su salida y sus casi veintidós años en la corporación.
Ésta es su entrevista más personal.
—¿Cómo ha sido su primera semana después de dejar de la corporación betanceira?
—He estado dedicado igualmente a cuestiones municipales, aunque ahora atañen, además de a Betanzos, al resto de ayuntamientos de Galicia. La Fegamp, donde el PSdeG tiene mayoría absoluta, acaba de elegir presidente y junta directiva, y he participado de manera activa tanto en la organización de la asamblea como en la posterior constitución del equipo. Además, he estado trabajando en el ordenamiento de los distintos órganos, también en la FEMP en Madrid. Por otra parte, no he dejado de gestionar iniciativas que pueden afectar a A Coruña y a Betanzos.
—¿Va a poder olvidar ese día, ese último día en que se dirigió al pleno municipal?
—Me quedará un recuerdo imborrable de todos los que durante años han tenido relación conmigo. Fue un día emocionante que va a ser difícil de olvidar porque es el final de una etapa muy bonita, donde la colaboración ciudadana fue importantísima. Es más, lo está siendo todavía, porque desde el momento en que tomé la decisión de dejar la corporación han sido incontables las muestras de cariño y agradecimiento de los betanceiros, de todos los partidos políticos y de todas las clases sociales por la gestión realizada durante estos años.
—En cualquier caso, debe ser duro enfrentarse a un tiempo en el que los problemas ya no son sólo los de sus vecinos.
—En mi caso resulta menos complicado porque en mi etapa anterior ya tenía esos problemas, aunque no podía dedicarles la misma atención. Una atención que el PSdeG me ha pedido que le dedique ahora y motiva mi decisión de abandonar la política local.
—Porque, ¿en qué consiste exactamente su nueva responsabilidad? Me refiero a la actual. El futuro después...
—Son asuntos relacionados con la administración local. Desde el sistema de financiación municipal, como otras cuestiones que durante el próximo 2008 van a cobrar una relevancia especial, como el Transporte Metropolitano, que experimentará un avance trascendente en todo el país. Está también lo que podría ser un inicio de una Ley de Aguas, que beneficiaría de manera directa y sustancial a todos los ayuntamientos... En definitiva, formo parte de un equipo cuyos primeros objetivos pasan por ver el municipalismo de otra manera, mejor y más activo de cara al futuro.
—Un futuro en el que usted se ve ... ¿cómo? Entiendo que su labor estará relacionada con el municipalismo. ¿Ya sabe a qué departamento se va a dirigir, dónde va a trabajar?
—En este momento estoy adscrito a Educación y colaboro estrecha y ampliamente con Touriño y otros conselleiros en la elaboración de informes que me solicitan. Efectivamente, todos están relacionados con cuestiones de marcado carácter municipal.
—Quizá sea tarde para lamentos, pero… ¿se arrepiente de haberle dedicado tanto tiempo al Ayuntamiento de Betanzos?
—No. Ahí están los vecinos, los amigos... Y el municipio, donde puedes ver la evolución y los resultados de años de trabajo, ahí quedan para el futuro. Es una etapa rica en experiencias, tanto para mí como para todos los que han colaborado conmigo y con el Ayuntamiento de Betanzos.
—¿Cómo vivió los años que usted mismo definió como de “persecución política”, los años del acoso a su familia, Casa Pita, O Xuncaliño…? Los jueces las llaman “querellas a la catalana”
—Tanto yo como militantes de todos los partidos, incluidos los conservadores, nos explicamos esta situación como una maniobra concebida entre 1995 y 1996 como una estrategia política iniciada por el PP y determinadas personas de su entorno (ahí está el constructor Manuel Rivera, que ha sido colaborador directo). Es penoso que en una sociedad donde existen unos cauces participativos y donde las diferencias políticas pueden dirimirse a través de mecanismos democráticos, traten de llevarse esas diferencias a los juzgados. Eso es lo que trató el actual equipo de gobierno y por eso estoy seguro que la ciudadanía le pasará cuenta en el futuro.
—¿No le parece que los betanceiros empezaban a mostrar cierto hastío por la judicialización de la política municipal?
—Sí, y es normal. Lo que quieren los ciudadanos son soluciones a problemas cotidianos: los mejores servicios, que al llegar a casa el agua esté en buenas condiciones, parques, calles pavimentadas... y por contra, tratan de huir cada vez más de este tipo de temas.
—Y usted ¿Cómo ha podido superarlo sin perder la calma?
—A veces en política hay que tener mucha paciencia. Es cuestión de paciencia y de ir demostrando que hay acusaciones falsas.
—¿En qué va a cambiar el PSOE local con su salida?
—Bueno, yo no dejaré el PSOE de Betanzos, seguiré colaborando con los socialistas en todo lo que necesiten. Somos un magnífico equipo de compañeros y compañeras, además de buenos amigos, que continuaremos centrando nuestros esfuerzos en dar a la ciudad lo que necesita.
—Dicen que se va porque aquí nunca podría dejar de ser “el alcalde”... ¿Qué le parece?
—Una vez que se ocupa un puesto durante años es difícil adaptarse a otros, pero la realidad es que me marcho por los motivos que expliqué. Tengo unas expectativas de futuro amplias y tengo que centrarme en mi nueva actividad.
—¿Tiene alguna apuesta sobre quién será el próximo candidato socialista? A lo mejor hasta tiene sus preferencias...
—Cualquiera de ellos podrá realizar una magnífica labor en un futuro. Tenemos un portavoz que lo está haciendo muy bien...
—En su última intervención le tendió una mano a la actual alcaldesa Faraldo. ¿Van a cambiar sus relaciones con ella?
—Yo la mano se la tiendo a Betanzos, no a la alcaldesa. Porque Faraldo no colaboró en absoluto con el desarrollo de Betanzos con anterioridad. Desde esa óptica mi mano sigue tendida y siempre que pueda ayudaré.
